Entre los 18 y 25 años el peligro está en las grasas saturadas. A esta edad no te debería costar seguir una dieta sana y mantener un buen peso. Evita las tentaciones; comer demasiadas grasas saturadas y el sedentarismo.

Está en el momento que marca cuál será tu peso toda la vida. Puedes caer en el desorden en las comidas y el exceso de grasa. Es probable que el cansancio te quite las ganas de hacer ejercicio. Si te independizas, la dificultad añadida de cocinar tú puede complicarte la dieta si te acostumbras al sillón y la desorganización.

Comer fuera de casa habitualmente es más cómodo, pero un peligro para tu dieta. Como tu economía nos es desbordante, acabas recurriendo a comida rápida y barata, poco saludable. Los cafés y bollería para desayunar, las hamburguesas, las patatas fritas, los sándwiches y fritos son una trampa para tu peso. Eso por no hablar de cuando tus padres se empeñan en que comes mal y te sobrealimentan los días que vas a casa. Si cumples estos requisitos estás opositando para el sobrepeso.

Después de tus quehaceres diarios (trabajo, estudios, juergas) no te entran ganas de hacer ejercicio, pues estás agotada. No hace falta que te apuntes al gimnasio, puedes dar un paseo a la hora de la comida, o andar parte del trayecto a casa, olvidarte del ascensor y subir las escaleras. Aprovecha el fin de semana para montar en bici o practicar senderismo con amigos o tu pareja; es muy divertido y saludable.

Tienes que hacer tantas cosas, que se te dispara la ansiedad. Ten cuidado porque esto te puede llevar a comer de manera desordenada y caer en la tentación de los dulces para calmarte. Si coges unos kilos, te pones nerviosa y los pierdes de cualquier manera, para luego volver a ganarlos. No pierdas la cabeza y mantén la calma a la hora de decidir tus menús.

Prepara cenas sanas (ensaladas o verdura congelada se preparan en un abrir y cerrar de ojos). Cuando comas fuera de casa opta por pedir legumbres, ensaladas, carne a la plancha cn verduras...

La clave está en comer de manera equilibrada. Tus neuronas necesitan hidratos de carbono, proteínas y minerales. No olvides que ahora tienes que almacenar calcio par el futuro. La carne y las legumbres te aportarán el hierro que supla al que pierdes cada mas debido a la menstruación.

Si no cuidas la alimentación de manera adecuada, el embarazo te dejará de regalo unos kilitos de más, por eso no debes tener sobrepeso en el momento de quedarte embarazada. Prepara tu cuerpo para el embarazo:

Toma ácido fólico. es una vitamina del grupo B (B9), que previene malformaciones en el feto, como los defectos del tubo neural. Se encuentra en la escarola, espinacas, cítricos...

Reduce las grasas saturadas. Están en la carne roja, los embutidos, y los productos lácteos enteros.

Toma hierro. Lo contienen las carnes magras, las verduras de hoja, las judías, los moluscos como los mejillones y los berberechos y los cereales enriquecidos.

El desayuno es al comida más importante del día y no adelgazarás más porque sólo tomes un café; lo único que conseguirás es quedarte sin fuerzas a media mañana. La bollería industrial tiene grasas poco sanas y muchas calorías. Comer una fruta a media mañana o media tarde te permitirá llegar sin demasiada hambre a la comida o cena. El menú del dia de los restaurantes suele ser variado y puede sustitutir a la comida de casa, siempre que dejes de lado las grasas. Para cenar, toma pescado, verdura y fruta, que te permitirán obtener las vitaminas y minerales que necesites.