Si el organismo no consigue las siete horas de suelo que necesita, como mínimo, buscará otras formas de compensar la falta de producción de neurotransmisores del bienestar (serotonina y diopamina). ¿Y cómo lo hace? Estimulando el deseo de tomar dulces, que favorecen la liberación de dichas sustancias. Con los años, el efecto puede ser aún peor. A medida que envejecemos, la glándula pineal produce menos melatonina (denominada hormona del sueño), lo que aumenta el deseo de tomar hidratos de carbono refinados.
Dormir bien para adelgazar
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1 comentarios:
Muy buenos datos aportan para mejorar nuestra salud y calidad de vida, muchas gracias.
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